lunes, 17 de octubre de 2016

Historia de la solidaridad.

Un sueño hecho realidad.
Había una vez un niña llamada Sofía. Un día estaba estudiando para el examen del día siguiente, cuando se quedó dormida. A la media hora, se despertó un poco triste, porque había tenido un sueño que ella siempre había querido que se hiciese realidad, trataba sobre que construía un supermercado para las personas que no tenían comida, pero todos los alimentos costarían muy poco y daría muchos puestos de trabajo también. Lo que a ella le hacía que estuviese triste es que no era una niña con mucho dinero, por tanto, sería difícil que se le cumpliese el sueño.
Al día siguiente, en la universidad, después de hacer el examen estuvo pensando en lo que había soñado el día de antes. Cuando terminaron todas las clases, Sofía estuvo hablando con sus dos mejores amigas sobre su sueño. Sus amigas le dijeron que eso era fantástico y que tenía que hacer todo lo posible para que se cumpliera, sin embargo
Sofía muy triste les dijo que no podría hacerlo realidad porque su familia no tenía mucho dinero.
Las tres amigas se fueron pensativas hacia el piso. Cuando llegaron estuvieron comiendo, y al terminar se sentaron
en el sofá para hablar. Su amiga Laura le dijo que aunque no tuviera mucho dinero, ella podría ayudarla , y Belén también le dijo que podía contar con ella para cumplir su sueño. Sofía se puso muy contenta, aunque no sabía seguro si conseguirían el dinero suficiente para construirlo todo.
Después de echar un rato de estudio, estuvieron pensando cómo sería la forma del supermercado y en qué sitio lo construirían. Sofía pensó en hacerlo en el centro de África para que todo el mundo pudiera ir y no estuviera muy lejos de algunos pueblos. Todas estuvieron de acuerdo sobre la idea y siguieron pensando. Después de diez minutos pensando, Belén se levantó del sofá de un salto, porque tenía una súper idea. Ella dijo que en vez de hacer un solo supermercado en el centro de África era mejor construir varios, porque
así daría muchos más puestos de trabajo y además estaría más cerca de los pueblos que están lejos del centro de África. Laura y Sofía también estaban de acuerdo con ella, aunque les faltaba pensar cómo sería la forma del supermercado. Laura dijo que en las ciudades más grandes el supermercado debería ser más grande que en los pueblos con muy pocos habitantes, entonces pensó que en los pueblos más grandes el supermercado tuviera dos plantas y en los pueblos más pequeños que solo tuviera una planta. Todas se pusieron muy contentas sobre sus ideas, y cuando fueron a mirar el reloj, ¡ya era casi la hora de cenar!, y rápidamente se fueron las tres amigas a terminar sus deberes. Más tarde, cuando lo terminaron todo,empezaron a cenar. Fue un día un poco corto para ellas.

A la mañana siguiente, Laura, Sofía y Belén se levantaron muy rápido por lo contentas que estaban. Cuando tuvieron que irse a la universidad, era tan pronto que estuvieron esperando un buen rato hasta que llegaron los profesores. Al terminar las clases, cuando llegaron al piso, Sofía llamó a sus padres para contarle lo que iban a hacer. Sus padres aceptaron lo que ellas habían pensado, aunque con una condición, empezarían a construir el supermercado en vacaciones, pero si se despistaban durante el curso no se haría realidad ese sueño. Sofía y sus amigas estudiaron mucho y cuando llegó el verano, empezaron a hacerlo realidad.

Lo primero que hicieron fue buscarse muchos albañiles para construirlo todo. Después buscaron en Internet los pueblos más pobres de África, los apuntaron y calcularon cuanto iba a costar hacer un supermercado. Pensaron que aproximadamente entre unos 1500 y 3500 euros. Se quedaron de piedra, porque entre ellas 3 no podrían hacer todos los supermercados, por tanto, pensaron en hacerlo público y así la gente donaría dinero. Dieron un mes de plazo y cuando se acabó, estuvieron haciendo el recuento. El total fue 200000 euros. Cuando vieron esta cantidad se quedaron sin palabras, porque tendrían dinero suficiente
Al día siguiente, empezaron a llevar a los albañiles a África para empezar las obras. Como los albañiles trabajaban por la mañana y por la tarde, en cuestión de dos meses ya estaban todos los supermercados construidos. Solo faltaban poner los muebles, estanterías, comida que iban a vender...Había aproximadamente unos 8 empleados en los supermercados de una planta y 15 en los de dos plantas. Los supermercados se abrieron al mes y rápidamente la comida se acababa, por tanto tenían que pedir un montón de comida en poco tiempo. Todos los africanos se pusieron muy contentos y no volvieron a pasar hambre.

El problema era que tenían que asistir a la universidad, entonces pensaron en ir cada dos o tres fines de semana a echar un vistazo.  Las tres amigas se pusieron muy contentas, pero sobre todo Sofía porque había conseguido que su sueño se hiciese realidad. También le dio las gracias por ayudarle tanto y hacerle cambiar de opinión cuando pensaba algo negativo. Fue el mejor año para ellas.

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