Don Quijote
Un caballero en busca de aventuras.
(Sale el
Quijote con ropas viejas, un plato de comida sobre la mesa y al lado, un
despertador marcando las cinco. Este suena y el Quijote se despierta.)
Quijote.- (Leyendo libros de caballerías.) ¡Qué maravilla!
(Aparecen el
barbero y el cura y estos tres se dan un abrazo.)
Quijote.-
¡Qué alegría volver a veros amigos míos!
(Llaman a la
puerta y aparecen el comprador de tierras y el Quijote discutiendo sobre el
dinero.)
Comprador.- He oído por el pueblo que vendes tus
tierras, ¿cuánto pides?
Quijote.- Como mínimo te lo dejo en un millón
de pesetas.
Comprador.- (A carcajadas) Amigo, no he venido a
que me cuentes chistes. Como mucho te puedo ofrecer 10.000 pesetas.
Quijote.- (Eufórico y enfadado) ¡Con eso no me da ni para comprarme la
portada del libro!
Comprador.- Vale, vale. Te daré lo que pides.
(El
comprador le da el dinero al Quijote y se va.)
Quijote.- (Suelta el libro, coge su espada con
fuerza y comienza a luchar con las paredes.) Me llamaré Don Quijote de la
Mancha, batallaré contra gigantes y malandrines, defenderé a las viudas y a los
huérfanos y me haré famoso por mis hazañas.
(El Quijote
coge una lanza, una espada, monta a lomos de su caballo y se va de su casa.)
Quijote.- (Mientras va cabalgando por el campo
piensa en Dulcinea.) ¡Ay mi querida Dulcinea! Seguro que estará bordando mi
nombre con hilos de oro.
(Aparece
Dulcinea de espaldas cosiendo, y poco a poco se va dando la vuelta y vemos su
horrible rostro.)
Quijote.- (Dirigiéndose a su caballo que
avanzaba lentamente.) ¡Vamos Rocinante! Tú puedes amigo mío.
Quijote.- (Que iba reflexionando sobre las
aventuras de caballerías.) Batallas, gigantes… Según la ley de caballería solo
podré entablar combate cuando me hayan nombrado caballero en una solemne
ceremonia. Pero no pasa nada, al primero que se cruce por mi camino, le pediré
que lo haga.
Quijote.- (Sorprendido y señalando hacia el
castillo.) ¡Qué castillo tan magnífico, qué almenas, qué foso!
(Aparecen dos mujeres a la puerta del castillo
hablando entre ellas.)
Quijote.- ¡Qué bellas y delicadas princesas!
(Un porquero
llama a sus cerdos y Don Quijote cree que le está dando la bienvenida.)
Porquero.- ¡Yeeeeepaaaa!
Quijote.- Señor mío, ¿podría hospedarme en
vuestro castillo?
Porquero- Sea muy bienvenido el caballero, que en este castillo le
serviremos lo mejor que sepamos.
(Sale el
Quijote comiendo un plato de bacalao y un trozo de pan duro.)
Quijote.- (Arrodillado ante el porquero.) No
me levantaré de aquí, valeroso caballero hasta que me otorguéis un don que
quiero pediros.
(El porquero
no sabe que decir y el Quijote sigue hablando.)
Quijote.- Quería que me armaseis caballero,
para poder luchar por todo el mundo.
Porquero.- Yo sabré armaros caballero mejor que nadie en el mundo.
Quijote.- Entonces, ¿dónde puedo velar las
armas durante toda la noche?
Porquero.- Podréis velarlas en el patio, nadie os molestará.
(Don Quijote
sale al patio, se quita la armadura y empieza a dar vueltas alrededor del pozo.)
Porquero.- (Coge el libro donde anotaba los gastos de sus clientes y
golpea a Don Quijote con la espada en la nuca y los hombros.) Yo os nombro
caballero.
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