Tokio, 9 de octubre de 1943.
Querido papá:
Ya sé que ha pasado mucho tiempo, pero en este campo de
concentración, cuesta mucho sacar una carta sin que el ‘’jefe’’ se
dé cuenta.
Para colar la carta, tengo que esperar a que llegue el guardia
suplente, el que por cierto, es mi mejor amigo. Luego, se la doy,
y a partir de de eso, no sé que es lo que hace para sacarla de este sitio.
Papá te echo mucho de menos. Extraño los días de caza y los
paseos. Te quiero y quiero que sepas que siempre te llevaré en el corazón.
Con amor,
Tu hijo Arno.
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