Se escogerá
un terreno, no ante el río, pero cerca, con vientos del este, clima cálido y
lluvioso. Deberá ser pequeño, cincuenta áreas como mucho, poblado de árboles y
plantas. Lo importante es que haya pantanos limpios y en general, olor a viejo.
También debe haber árboles desnudos por el otoño, y aves que emigren. La casa
será pequeña, vieja y rota pero con acceso fácil, y siempre abierta para el primer
venido.
Habrá
siempre dispuestos cuartos para el que venga, y en cada cuarto habrá siempre
una manta, aunque será diferente en cada cuarto. En el recibidor, en lugar de
un reloj un timbre que despertará a los invitados por la noche.