En la pasada
madrugada del 13 al 14 de marzo ha fallecido en su domicilio de Cambridge el
astrofísico y divulgador de teorías sobre los agujeros negros, Stephen Willian
Hawking, a los 76 años de edad.
El físico
británico padecía una enfermedad motoneuronal relacionada con la ELA desde los
21 años, justo antes de contraer matrimonio por primera vez. A causa de ella,
su estado fue agravándose con el paso de los años, hasta dejarlo postrado en
una silla, cosa que no le privó de continuar con su vida científica. A pesar de
que le pronosticaron que viviría dos o tres años más, aumentó esa cifra a
cincuenta y cinco años más, algo inaudito. Se comunicaba a través de un
sintetizador de voz, a un ritmo de una palabra por minuto.
Es conocido por
sus aportes a base de teorías sobre los
agujeros negros. En su haber están varias conmemoraciones, entre ellas, recibió
doce doctorados honoris cauda, un Principe de Asturias y una Orden del Imperio
británico.
En resumen, nos ha
abandonado una de las personas más inteligentes que pisaba el planeta, y que
nos ha hecho comprender algo tan complejo como los portales espacio-temporales.
Ha dejado, sin duda, un gran agujero en el mundo de la ciencia
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